El hombre de Gramsci
El hombre es un «hacer», un proceso, no algo «abstracto» u «objetivo»: «cada uno se cambia a sí mismo, se modifica, en la medida en que cambia y modifica todo el complejo de relaciones del que es el centro anudador. En este sentido, el verdadero filósofo es y no puede ser otro que el político, es decir, el hombre activo que modifica el entorno, entendiendo por entorno el conjunto de relaciones del que cada individuo pasa a formar parte». El hombre, como actividad que se construye a sí mismo modificando la sociedad y la naturaleza, es filósofo y político. Es decir, hombre en sentido pleno, que a la vez conoce (es filósofo) y transforma el mundo (es político). Y el conocimiento es praxis: «tiene conciencia más o menos profunda del mundo… y lo modifica»